La vivienda tradicional ibicenca se organiza mediante la adicción de piezas, que ofrecen una imagen imperfecta de gran plasticidad.
En la casa nº 2 los volúmenes cúbicos blancos se articulan entre ellos a través de giros, generando espacios residuales de interés y vistas cruzadas.
Esta disposición permite una estrecha relación entre el interior y el exterior mediante la adaptación orgánica de la vivienda en el solar, integrando el arbolado existente.
La casa se sitúa frente al paisaje -al sur- con vistas a la ciudad de Ibiza y frente a la montaña –norte- con vistas al campo