Se trata de una intervención en un local ya existente dedicado a la misma actividad cuya imagen decadente precisaba de una actualización. La propuesta de líneas sencillas persigue un resultado ordenado donde la vida nocturna pueda alternarse con música en directo y diversas actuaciones. Los materiales con sus texturas y colores pasan a ser más importantes que el propio diseño, originando una imagen actual con un elevado nivel de confort ambiental.
El acceso se constituye como un elemento fundamental. La fachada se resuelve en acero y cristal y permite que desde el exterior se perciba la actividad de la sala. La doble altura del acceso permite ubicar una lámpara araña de apreciables dimensiones, que como elemento singular se erige en logotipo del local. El descenso se realiza sobre una amplia escalinata de cristal y luz, que contrasta con el prisma estucado en azul que forma el hall.
Dos zonas para público se articulan a través de la pista de baile. La luz espectacular se ordena sobre una barra que cruza la sala. En el otro extremo, un ambiente más íntimo está presidido por la tercera barra, una celosía corredera sirve para dividir el local en horas de menor afluencia de público.