Se trata de una finca agrícola con explotación forestal (corcho, bellota), una rica variedad paisajística y ecosistemas bien diferenciados situada en la sierra de Cáceres. La vivienda es autosuficiente ya que no dispone de ningún servicio a través de redes.
Para reducir al máximo el impacto ambiental se ha edificado de forma escalonada y adaptada al terreno, ocultando la mayor parte de la vivienda bajo un zócalo de piedra. Todas las fachadas y pavimentos exteriores se han revestido con la piedra existente en la antigua construcción. El sistema constructivo se concibe con una fuerte inercia térmica.
Al no disponer de energía eléctrica, la electrificación se realiza mediante 28 paneles solares fotovoltaicos, acumulación y regulación. Se ha habilitado un depósito regulador para la recogida de aguas pluviales.