Las viviendas se distribuyen en 5 manzanas diferentes, dentro de la estructura urbana del nuevo barrio de Salburúa.
Situado cerca de un importante humedal, ahora parque periférico de la ciudad, el barrio se diseña con un trazado riguroso que determina la imagen final de sus edificaciones.
Para aliviar la rigidez del planeamiento se diseñan bloques con grandes vaciados interiores y corredores que enlazan los diferentes núcleos de escalera, permitiendo una interrelación entre sus habitantes.
En cada bloque conviven diferentes tipologías de viviendas, incluyendo algunos duplex en el cuerpo lateral.
La construcción, tradicional, busca la economía y el menor mantenimiento.
Entre los recursos bioclimáticos se contemplan: paneles solares en cubierta, recogida neumática de basuras, planta sótano sin afección al nivel freático.
El espacio-jardín se concibe como una prolongación del humedal próximo y se diseña teniendo en cuenta las sombras arrojadas a lo largo del día por los propios edificios.